Falling Angels

Los ángeles conviven en harmonía reconociéndose como iguales. Pero uno de ellos, movido por la necesidad de conocer sus capacidades, decide volar más alto que el resto, hasta lo más alto que pueda.

Cegados por la envidia, y por la pereza de no haber sido ellos quien exploraran sus dones, el grupo rechaza al ángel luchador, le dan la espalda y lo condenan a la soledad. Expulsado de la vida que conocía hasta el momento, y sin entender porqué, el ángel que voló cae a los abismos, y se convierte en el diablo. El que más brilló es juzgado, y condenado. El cristianismo detiene aquí la historia.

Pero es la misma historia que vive Jesús, condenado y crucificado. Es la misma dualidad. El ángel-diablo cruza el abismo del destierro, y Jesús atraviesa el desierto de la condenación. Y pasada esta frontera se pasa la limitación del juicio. Ya no necesitan el juico externo para definirse, ya se han conocido a si mismos y se han perdonado y comprendido. Donde acaba la frontera del juicio empieza el territorio del amor.